Insight RASFF 2015: ¿Qué alimentos y productos alimenticios generan más alertas?

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En materia de seguridad alimentaria el RASFF (Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos) es la herramienta informática para dar seguimiento a los productos comercializados que  permite que la Comisión Europea, las autoridades de control de los alimentos y los piensos en los Estados miembros y las organizaciones intercambien información de forma rápida y eficiente en caso de detectarse un riesgo para la salud. Gracias al sistema RASFF, se han podido evitar muchas de las previsibles consecuencias tras haber detectado los consiguientes riesgos.

¿Cómo funciona?

Existe un servicio permanente para garantizar el envío, la recepción y la respuesta de las notificaciones urgentes en el tiempo más breve posible.

Cuando un organismo miembro recibe una alerta sobre un riesgo sanitario grave procedente de alimentos o piensos, debe informar inmediatamente a la Comisión Europea mediante el sistema RASFF. A continuación, la Comisión Europea informa sin demora al resto de miembros con la finalidad de adoptar las acciones apropiadas. Entre las que puede incluirse la retirada de un producto del mercado para proteger la salud de los consumidores.

Hay varios tipos de notificación, como alimentos a la venta, alimentos o piensos que presenten un grave riesgo, la denegación de entrada en un país miembro de la Unión de un producto alimentario no seguro, etc.

¿Cuál es el número de notificaciones que hubo desde enero de 2015 hasta hoy, en alimentos con origen en España?

En lo que va de año se produjeron 136 notificaciones en las que el origen de los productos contaminados era España de las cuales 72 fueron clasificadas como alerta, 31 como  informaciones para el seguimiento y 33 como información para la atención.

En el siguiente gráfico podemos ver los alimentos afectados:

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El  mayor número de notificaciones afectó considerablemente a Pescados y productos pesqueros (70), Materias primas para piensos (13), Carne y productos cárnicos (12), Piensos compuestos (9) e Hierbas y especias (6).

De todas las notificaciones un 70,59 % han sido graves. Toma de Riesgo

Clasificación de las fuentes de contaminación:

En concreto, los mayores riesgos alimentarios incluyen metales pesados (35,6%), microorganismos patógenos (21,21%), presencia de ADN de rumiantes en pienso (9,85%), declaraciones incorrectas de etiquetado (7,57%), aditivos (6,82%), histamina (5,3%) y  micotoxinas (3,03%).

  • En cuanto a los metales pesados, destaca el mercurio en pescado y derivados.
  • Los microorganismos más frecuentes han sido Salmonella, Listeria y E. coli que se han detectado en productos de la pesca, productos cárnicos, frutas y hortalizas.
  • Presencia de ADN de rumiantes en la alimentación de peces y en harinas de pescado.
  • Las micotoxinas han aparecido principalmente en frutoSin título5s secos, frutas, hortalizas y cereales, en este caso, las más frecuentes han sido las aflatoxinas y ocratoxinas.
  • En el etiquetado no declarar alérgenos como el gluten y frutos secos, en cereales, pescado y productos pesqueros, frutos secos y derivados e hierbas y especias.
  • Aditivos no autorizados e histamina en pescados y productos pesqueros.

Como consumidores, podemos estar razonablemente tranquilos, pues los alimentos que se comercializan a nivel europeo sufren unos estrictos controles sanitarios y, ante cualquier riesgo, las autoridades sanitarias toman las medidas oportunas para evitar, rápidamente, la comercialización de productos no seguros para el consumo.

Notificaciones de otros países:

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Comparando con las notificaciones producidas en este período en otros países como Francia e Italia, España se sitúa ligeramente en cabeza si bien las cifras se pueden considerar comparables.

Para poder prevenir una alerta alimentaria se deben desarrollar medidas con carácter preventivo tales como:

  • Tener identificados los posibles riesgos asociados a la actividad de la empresa y sus mecanismos de control.
  • Estar en posesión de la información de contacto de clientes y proveedores.
  • Conocer el perfil de los consumidores.
  • Tener diseñado e implantado un protocolo básico de actuación.
  • Cumplir con el plan de formación continua que incluya vías de actuación en caso de alerta.
  • Tener un sistema de trazabilidad actualizado.

El equipo de consultores de Ambical del área de Seguridad Alimentaria nos ponemos a su disposición para que su negocio se mantenga informado de cualquier alerta alimentaria detectada o su prevención.

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2018-01-27T18:51:32+02:00 © AMBICAL, todos los derechos reservados. 27 octubre 2015|

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