El concepto de “Defensa de los Alimentos” o “Food Defense”, adquiere mayor relevancia tras los atentados del 11-S y la serie de ataques posteriores a los que se ha visto sometido el mundo occidental y que han puesto de manifiesto la enorme vulnerabilidad a las que las sociedades modernas están sujetas por su dependencia de una serie de servicios considerados esenciales (agua, alimentación, sanidad, energía, telecomunicaciones, transportes, etc.).
Estas instalaciones han sido objetivo preferente de organizaciones terroristas al ofrecer, en muchas ocasiones, un blanco fácil y de gran rentabilidad, un ejemplo muy reciente nos viene de Italia, donde en el mes de noviembre 2018 se ha detenido una persona sospechosa de preparar un atentado en la isla de Cerdeña intruduciendo polvo de ricino en los estanques de abasteciemiento de agua.
La cadena alimentaria, dada su dispersión, es un objetivo vulnerable, donde deliberadamente se pueden generar pérdidas humanas considerables y pérdidas económicas importantes.
Las industrias alimentarias están obligadas por los reglamentos europeos a disponer de protocolos de aseguramiento de la inocuidad alimentaria pero sólo para aquellos peligros de contaminación “naturales”, “accidentales” o aquellos razonablemente “previsibles”.
Sin embargo, la legislación europea todavía no ha contemplado la necesidad de exigir a la industria alimentaria, protocolos dirigidos a la prevención de “daños deliberados” o “ataques intencionados”, y que por lo general no son razonables, y además son difíciles de pronosticar.
Como en otras ocasiones, son las normas internacionales de certificación alimentaria como IFS, BRC o FSSC 22000 las que se anticipan a la administración pública (salvo en el caso de la administración norteamericana) abordando el problema y exigiendo a las organizaciones certificadas la implementación de Planes de Defensa de los Alimentos.
Así pues, un Plan de Defensa de los Alimentos, es el conjunto de esfuerzos de una organización para prevenir la contaminación intencional o deliberada de alimentos por agentes biológicos, químicos, físicos o radiológicos, cuya intención podría ser matar a personas, desacreditar a nuestra empresa o hundir nuestra economía.
Una potencial amenaza debe contar con varios factores a favor para realizar el acto mal intencionado:
- Facilidad de acceso a instalaciones.
- Conocimiento sobre el sector al que va dirigido el ataque, sus procesos industriales y sus vulnerabilidades.
- Conocimiento de los agentes dañinos y sus efectos sobre la salud del consumidor.
- Conocimiento de técnicas para evadir los mecanismos de control.
Un buen plan de “Defensa de los Alimentos” deberá considerar entre otros aspectos:
- La garantía de la integridad e idoneidad de las personas de la organización, a través de adecuados procesos de selección de los recursos humanos.
- El control del acceso a las personas, pormenorizando lo relativo al personal propio de la organización, de las visitas, clientes, proveedores, etc.
- El control del acceso de los vehículos motorizados, mercancías, correo y paquetería.
- El control del acceso a los suministros básicos, agua, energía, etc.
- El control del acceso a los procesos productivos, almacenes de materias primas, auxiliares y de producto acabado, vehículos para el transporte y expedición del producto acabado.
- Y entre otras medidas, restricciones a los equipos electrónicos portátiles, como los dispositivos móviles dotados de cámara fotográfica.
En “AMBICAL Proyectos” tenemos una gran experiencia en el diseño e implementación de Planes de Defensa de los Alimentos , tras un análisis del contexto interno y externo de su organización y una rigurosa evaluación de los riesgos y vulnerabilidades de la instalación, implementaremos las medidas preventivas más adecuadas y le asesoraremos en las soluciones tecnológicas más idóneas, satisfaciendo así los requerimientos del Plan de Defensa de los Alimentos incluido dentro de los referenciales internacionales de seguridad alimentaria.
